Panorama Político Salteño
El escenario

La interna libertaria salteña es de bajo presupuesto: Orozco versus Cornejo, un ring sin Milei no tiene público

Detrás del circo juvenil, flotan dos fantasmas: Alfredo Olmedo y Carlos Zapata. Viejos caciques que todavía rondan el partido como testigos incómodos que no logran seducir. (Dibujo: NOVA)

En el microclima libertario salteño, la pelea ya no es contra “la casta”, sino entre los herederos ansiosos de un partido prestado que se llama Ahora Patria, pero que funciona como sucursal de Javier Milei en Salta.

Los protagonistas del sainete son dos, el flamante senador provincial capítalino Roque Cornejo Avellaneda y la diputada nacional María Emilia Orozco. Ambos jóvenes, ambos con ínfulas de renovación, y ambos convencidos de que el futuro del espacio depende exclusivamente de sus encantos personales.

El problema es que no hay tal cosa como “encantos personales”. Los votos no son de ellos, son de Javier Milei y dependen exclusivamente del plan económico del loco de la motosierra.

En ese contexto, ninguno de los dos lograría juntar una multitud ni con entrada gratuita y choripán vegano de cortesía. Sin embargo, se disputan la torta como si el electorado los hubiera ungido reyes violetas.

Cornejo se siente ungido por tradición, además de ser un Cornejo Avellaneda con carnet del Club 20 de Febrero, la banca de senador por Capital siempre fue trampolín a la gloria provincial. Orozco, en cambio, juega con su personaje digital: la diputada que acumula likes, corazones y algún que otro view, confundiendo repercusión en redes con votos reales en las urnas.

Detrás del circo juvenil, flotan dos fantasmas: Alfredo Olmedo y Carlos Zapata. Viejos caciques que todavía rondan el partido como testigos incómodos de que ni la campera amarilla ni el verbo fácil alcanzan para seducir a las nuevas camadas. Ninguno de los dos encaja en la estética libertaria de TikTok, pero tampoco se fueron del todo.

El resultado: un espacio fracturado entre lo viejo que no muere y lo nuevo que no nace se suma a la desesperación de ambos al ver que el trabajo de años se vuelve arena entre sus dedos. Ya son el pasado, la casta.

Además, y lo que es peor, la chispa que encendió la interna tiene nombre propio: Pablo López, un fichaje reciclado desde Juntos por el Cambio, llevado de la mano por Orozco y digerido a la fuerza por Cornejo y compañía.

El senador electo nunca lo tragó, y menos ahora que el escándalo lo salpica. El episodio terminó de dinamitar la frágil tregua y dejó claro que en el campamento libertario ya no hay amigos, solo competidores disfrazados de aliados.

Así, lo que pasa en Salta con La Libertad Avanza es simple: los libertarios locales se creen protagonistas de una saga, pero todos sabemos que sin Milei no son más que extras, decorado, adorno. Cornejo imagina un futuro de caudillo en el Senado, Orozco juega a influencer con banca nacional, y mientras tanto el electorado apenas los reconoce como apéndices de un presidente que apenas sostiene su relato.

Sin Milei no hay épica. Y sin épica, lo que queda es una puesta en escena barata de peleas internas donde la única pregunta válida es ¿quién se come la torta cuando nadie trae los votos?

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