Juan Esteban Romero le apunta a las narices sospechosas y presiona para que exista el narco test en Salta

Juan Esteban Romero, el “Delfín del Júcaro”, quedó afuera de las elecciones 2025. Sin embargo, la venganza es un plato que se come frio. En este caso está tibio el asunto y es que hay que hacer un poco de ruido.
El proyecto que impulsa para implementar el narco test en Salta es genial, útil y necesario, pensará más de uno. Lo cierto es que también avanza sobre la vida privada. Pero dispara una cuestión que es de base: ¿tiene un funcionario público derecho a hacer lo que desee en su ámbito privado? Podríamos decir que si, solo que el tráfico de estupefacientes es un delito, y su comercialización también. El proyecto debería ser tratado, más no le conviene a nadie que aspire -valga la redundancia- a vivir de la política.
Juan Esteban Romero se apoya en el incremento del narco tráfico en el país, y por una cuestión geográfica, en nuestra provincia. Todos los salteños sabemos que por aquí pasa toda la milonguita que se consume y exporta. Tenemos jueces federales condenados por este chiste.
Pero como siempre fue un “Salta es zona de paso” nunca miramos hacia adentro. Hace años dejamos de ser zona de paso. El consumo es cada vez más alto y lamentablemente es en los sectores populares donde más se sufre. Paco, delincuencia y marginalidad van de la mano.
La más refinada, la más fina, la más deseable, no es barata. Los entendidos la conocen como “Alita de Mosca”. Esa, se sabe, es cara. Circula en Salta en diferentes ámbitos, y uno es el ámbito de la política. Los muchachos trabajan mucho durante la campaña, agotan sus fuerzas. Un bando, sano y responsable, refuerza las piernas a fuerza de gimnasio y fitness, el otro, a fuerza de whisky y sustancia. Se sabe.
El proyecto presentado por Romero apunta al segundo bando. Él se sabe tranquilo, a juzgar por sus publicaciones de fines de semana, en donde se muestra en duras travesías ciclísticas por los cerros salteños.
El hijo de Juan Carlos Romero, de momento, juega suave: “situaciones profundamente graves vinculadas al narcotráfico y su penetración en distintas esferas del Estado”. Juan Esteban habla de narcotráfico y solo alude a una cierta “penetración en distintas áreas del estado”. El menor de los Romero, de momento, se divierte.
“Solicité el tratamiento formal, pero se me ha negado sin una justificación clara. La ciudadanía merece una respuesta. Esta Cámara no le pertenece a nadie, le pertenece al pueblo”, agrega, como quien no quiere la cosa, sabiendo que con un par de posteos más haría transpirar frio a más de uno de sus colegas en diputados.
En una situación de normalidad, este proyecto ni siquiera habría tomado estado público, sin embargo, Romero cuenta con un parlante grande, su familia es la dueña del diario El Tribuno. Así, puede que difícilmente se trate, pero no sin antes tener que declarar el porqué de la negativa.
Y al por qué lo sabemos todos, lo de la Ficha Limpia tiene una instancia larga, lenta y dificultad en la justicia, pero el otorrinolaringólogo es más inmediato ¿Se tratará y aprobará? Difícilmente, pero en diputado provincial Romero se divertirá bastante.