Política
Exclusivo de NOVA

Como si fueran muchos: en la provincia la izquierda va más dividida que nunca

La izquierda salteña ahora más que nunca se la juega en la provincia de Salta. (Dibujo: NOVA)

Pocos lo sabrán. Lo cierto es que parecen pulverizados. Ya pasaron más de 10 años desde ese glorioso triunfo de la izquierda salteña, que les permitió bancas en todas las cámaras, desde allí todo fue en caída. Ahora, y para completar, van todos fraccionados.

Podría ser el efecto Javier Milei, el advenimiento de la juventud a las nuevas derechas o simplemente hastío y cansancio. La gente ya no ve a la izquierda como una posibilidad electoral seria. Pasa en Buenos Aires, y también pasa en Salta. En las últimas elecciones, de hecho, los frentes unidos no pudieron colar un solo candidato.

Un discurso vetusto, podríamos argumentar. El síndrome Lilita Carrió (vivir en la eterna denuncia sin propuestas que sean, al menos coherentes) y un largo e interminable etcétera al que, además, se le agrega la repetición.

Todos los años, vayan juntos o separados, los nombres se repiten. Quizás es estrategia, posicionar a un candidato. De ser así, pareciera que la misma no funciona.

Claudio Del Plá, Pablo López (el de barba), Andrea Villegas o Julio Quintana, siempre los mismos. Hasta se podría hacer el chiste de que finalizaron de la peor manera, como si se tratase de un esquema ponzi.

Las listas para las elecciones provinciales del 11 de mayo próximo se oficializaron en Salta y la no novedad fue que no hubo acuerdo y los pocos milicianos que quedan optaron por ir en listas separadas.

Por un lado, los afines a Gabriel Solano y compañía, hablamos de Claudio Del Pla, Pablo López y equipo. Del otro, los afines al histórico Altamira, como Villegas o Quintana. También andan por ahí otros dirigentes ignotos como el joven Pablo Zarzuri, que ya se propuso como candidato a intendente, pero no tuvo menos aceptación que hamburguesa vegana en La Rural. Así las cosas.

Poco ayudaron también sus colegas porteños. Desde buenos aires, cotidianamente llegan a Salta los intentos destituyentes de Myriam Bregman y Nicolás Del Caño, o los excesos antisemitas de Vanina Biasi, por no hablar de los problemas con la ley del abuelito Eduardo Belliboli.

De este modo, sin ideas nuevas y haciendo todo lo posible por aumentar el hastío y la apatía que generan día a día en la sociedad, siguen los troskos, en la misma y sin obtener resultados positivos, porque tendrá gusto a jabón pero a ellos les dijeron que era queso. No aprenden más.

Lectores: 162

Envianos tu comentario