Política
Exclusivo de NOVA

PJ, intervención y... ¿Después?

La sede del Partido Justicialista (PJ) de Salta.

Sacudón, pero sin sorpresas, la intervención del Partido Justicialista (PJ) salteño estaba más cantada que Zamba de mi Esperanza.

Picante, y con más alegría por la venganza que por obtención de un partido político que le de espacio para ver si aun zafa y puede seguir viviendo de la nuestra, el diputado nacional imputado (si, leyó bien, imputado) Emiliano Estrada, festejó este lunes en un twit la acción decidida desde CABA por la presidente del peronismo, Cristina Fernández de Kirchner.

Estrada deslizó un claro mensaje: “Los 3 diputados nacionales elegidos por el PJ, que le votaron todas las leyes a Javier Milei, van a poder afiliarse a La Libertad Avanza (LLA) sin problemas”. El diputado imputado se refiere a Pablo Outes, Pamela Calletti y Yolanda Vega, todos diputados nacionales justicialistas por Salta.

Ya desde su cueva de trolls, Estrada mostraba cierta virulencia y enojo, además de cierta animosidad negativa hacia personas que no se encolumnen bajo el estandarte kirchnerista, Emiliano solía presentarse como “de la Cámpora”, aunque despues opto por hacerse el otario y silbar bajito.

No vaya a ser cosa de que se investigue su participación como funcionario nacional en el Ministerio del Interior, ni hablar de su meteórico crecimiento económico.

Lo cierto es que Estrada, el imputado, finaliza mandato este año, y no tiene partido. Tampoco sabemos si tiene votos, pero bueno, lo uno no funciona sin lo otro. Si la salida será esa, Santiago Caputo debe andar todavía de festejo, tiene al frente la mejor publicitaria posible, acá en Salta ya no va el kirchnerismo.

Y tal es así que fueron los propios militantes peronistas (de Juan Domingo Perón) quienes dejaron esto bien en claro. El apoyo al riojano Quintela para competir contra Cristina fue claro y abierto desde un primer momento. Muerto el perro mediante maniobras administrativas y sin competir, Cristina ahora comienza a mover las piezas de un mapa político que se le presenta adverso. En la neblina, bienvenido los radares, Estrada, el imputado, viene a ser uno de tales, el otro, Sergio el Oso Leavy.

Consecuencias: “Cristina debe hacerse cargo de muchos errores, porque hoy nadie quiere asumir la responsabilidad de Alberto Fernández, quien resultó ser un papanata y una vergüenza para todos”, aseguró Antonio Hucena, secretario general del Partido Justicialista (PJ) en Salta. La cabeza de Hucena rodará, seguro, pero Hucena maneja territorio. Y territorio es igual a votos. Los radares no funcionan.

“Entendemos que Cristina gana la conducción en el escritorio, a fuerza de la imposición y con muy poca voluntad de diálogo”, agrega Hucena, y las malas mañas que siempre se le criticó al peronismo, la cosa verticalista, comienza a tomar forma.

Sobre el final, el dirigente peronista no deja nada librado a la imaginación. Repensar el espacio era obligatorio. Entender lo que había sucedido y porque ganó Javier Milei. Sin embargo, la soberbia fue más rápida y se impuso la fuerza: “Ricardo Quintela tenía la mirada de presidir un partido con representación de las 23 provincias, con la intención de reorganizarlo y darle un giro de 180 grados. Significaba dialogar con todos, hacer autocrítica para entender por qué se perdió y cómo llegamos a este punto en el que la sociedad se distanció del Partido Justicialista, una fuerza que cuenta con tres millones de afiliados”, aseguró finalmente.

Comparados, ambos dirigentes, son muy distintos. Hucena, un morocho peronista venido de Orán, con muchos años de militancia de base.

Estrada, un cholo salteño de apellido patricio educado en la UBA, que vive en un barrio cerrado topisimo de la capital salteña y manda a sus hijos a una escuela más chola que el Club 20 de Febrero. La militancia peroncha versus La Cámpora de Palermo y esto recien comienza.

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