Llega fin de año y los empleados municipales quieren despedir por todo lo alto el año y la mejor manera es hacer arder Troya en los diferentes palacios municipales de la provincia. Esta vez les tocó el turno a Cerrillos, donde hace apenas unos días atrás, gracias a las benditas redes sociales, salió a la luz una historia cargada de amor clandestino, furtivo y sagaz de la mano de dos empleados más “calientes que santiagueños con la prima”.
El idilio se desató cuando una parejita de empleados municipales, llegó un rato antes a las instalaciones del “honorable” organismo municipal y no tuvo idea mejor que darle rienda suelta a la pasión irrefrenable que caracteriza a la adrenalina de los amantes, lo que no tuvieron en cuenta que a esa hora se realiza la limpieza y por ende ya hay gente circulando, motivo por el cual fueron descubiertos en una suerte de flagrancia sentimental que no supieron sortear con la astucia y la cintura que requiere el momento.
Cuentan las historias que no sería la primera vez que el recinto se utiliza como albergue transitorio o mejor conocido como “telo” en la jerga del populacho salteño para encuentros amorosos de distintos calibres. Incluso es tanto la desfachatez que se cargan los funcionarios del municipio de Cerrillos que, hasta el mismo intendente, el “ilustrísimo” profesor, Enrique Borelli, alias el “pelonchas Borelli”, tiene conocimiento del “bulo municipal” y prefiere hacer la vista gorda, a tal punto que estaría envuelto en movimientos del mismo tenor que sus empleados.
Los rumores siguen su recorrido y crecen peor que bola de nieve en bajada, a todo esto, el jefe comunal no salió a dar ninguna explicación a la población cerrillana que, dicho sea de paso, está que trina porque el amante descubierto, ya contaría con un historial de “semental” y un archivo frondoso en las prácticas amatorias prohibidas. A principio de año, este señor habría sido descubierto camino a un motel conocido de la city salteña, con una alta funcionaria de Cerrillos, quien sin sonrojarse subió al masculino, en cuestión, a su camioneta de alta gama y lo llevó hasta el lugar, sin embargo, el “acto” no pudo ser concretado ya que el marido de la señora, los descubrió y resolvió dejar a los “incomprendidos del amor” a pata, situación que los obligó volver a dedo hasta sus respectivos hogares.
Reza el famoso dicho, “pueblo chico, infierno grande” y lo que pasa en el pueblo queda en el pueblo, pero esta vez, el escándalo trascendió barreras y dicen por ahí, que en el Grand Bourg, no están nada contentos por esta situación y estarían pensando, seriamente, en pedirle la renuncia a “Pelonchas Borelli”.
Igualmente, ese no sería problema para el jefe comunal, ya que encontró la forma de emprender en un nuevo “business” por la zona, debido a la gran demanda y poca oferta de moteles transitorios para empleados municipales, y de esta forma no usen a la “muni” para sus amoríos.