Política
Por la plata baila el mono

Traición a la Castellana: el nuevo rumbo de los bettinistas

Valeria Capisano y Guillermo Brandán se unirían al staff de Mario Peña a pesar de haber trabajado como secretarios de Prensa de la ex intendente Bettina Romero.

Por los pasillos de la villa se comenta que la prensa salteña es más overa que sapo rococó. La frase hace alusión a todos aquellos que un día comulgan con ideas que prometen fidelidad hasta que la muerte o el bolsillo así lo disponga, pero pasan cosas. Tal es el caso de los viejos comunicadores Guillermo Brandán y Valeria Capisano, que despertaron las críticas cuando se conoció el chisme de que se sumarían a las filas de Mario "Matusalén" Peña.

El descontento no se hizo esperar en El romerato ya que estos dos periodistas supieron ser parte de la jerarquía más alta del equipo de prensa en la época en que "la" Bettina era intendente de la ciudad de Salta. Por ese entonces, la “Capi” y el “Guillo” defendían a capa y espada los embates mediáticos de Peña contra la jefa comunal. Ella, tal vez, por mucho más tiempo que su amigo y ahora compañero de trabajo, quien se arrojó del barco a las pocas semanas de asumir al inicio de la gestión.

Y es que en ese momento reinaban los tiempos de las vacas gordas y lo que menos faltaba era la "biyuya" para mantener contento el trabajo de ambos comunicadores. Todo esto cambió cuando asumieron las nuevas autoridades en la intendencia capitalina. Dicho sea de paso, sacaron a Capisano y toda la crema bettinista "invitándolos amablemente" a retirarse por la puerta de atrás en medio de un clima tenso, aquel fatídico 10 de diciembre de 2023.

Fue tal la patada en el tujes que recibieron, que tuvieron que filtrarse por las tribunas destinadas al público en general en el complejo Nicolás Vitale, para evitar las malas miradas de sus colegas que habían quedado sin pauta y de los militantes de la nueva gestión.

El paso de la jefa de prensa pasó sin penas ni gloria; ni hablar del "otrito", que duró menos que México en el mundial pasado. Cansados de desandar los medios de comunicación en busca de alguna "changuita" para llevar el puchero a casa, fueron a desembarcar en las gélidas oficinas de la 91.1, donde los aguardaba un nutrido ramillete de “buchonasos” pertenecientes al staff de ese medio, hambrientos de chisme cual madre de alumnitos de jardín de infantes que se quedan fuera del colegio "chusmiando" y pelándole el cuero a la seño.

Sin embargo, y para disimular, los ex municipales dijeron que su estadía en los estudios de calle Córdoba 86, no es más que una colaboración para suplantar al multifacético productor general de la vieja escuela radiofónica, Oscar Correa, quien luego de mucho tiempo de laburar como un buey, llevó su carpita y su calentador a kerosene para algún camping de la provincia a modo de vacaciones, ya que, según rezan las historias, el sueldo que cobra por sus servicios en la radio con mejor imagen no le alcanza para más.

Lo cierto es que esta supuesta "colaboración" cayó más pesada que "chancho con cerveza" en los retoños del actual senador nacional y ya estarían pensando en cómo será la vendetta a semejante "traición". Es que, como dirían las abuelas de antaño, no se puede estar bien con Dios y con el diablo a la vez, o como diría el finadito Maradona, "la pelota no se mancha".

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