Política
En pie de guerra

Originarios y una violenta respuesta en Mosconi a la intendente de la motosierra

Ana Guerrero, actual jefa comunal, arrastra los mismos conflictos de su antecesor, con la diferencia que esta vez los vecinos de la comuna no piensan dejárselas pasar.
Guerrero viene librando, hace algunas semanas, una verdadera batalla campal, al estilo Troya, contra un grupo de originarios que no está dispuesto mostrar bandera blanca.

Los conflictos sociales, culturales, políticos y económicos son pan de cada día en el norte provincial. Esta vez le tocó el turno al municipio de Mosconi, ubicado en el departamento San Martín. Y es que el drama no da tregua desde los tiempos del arcaico Isidro Ruarte, quien luego fuese reemplazado por la concejal mandato cumplido, Ana Guerrero, actual jefa comunal, que arrastra los mismos conflictos de su antecesor, con la diferencia que esta vez los vecinos de la comuna no piensan dejárselas pasar.

Guerrero viene librando, hace algunas semanas, una verdadera batalla campal, al estilo Troya, contra un grupo de originarios que no está dispuesto mostrar bandera blanca con el fin de exigir la construcción de núcleos húmedos en distintas comunidades, y quedó claro que van a ir hasta las últimas consecuencias sin importar qué tengan que hacer para conseguirlo.

Tanto es así que, en la jornada de este miércoles, la intendente denunció ante la Justicia haber sido víctima de un ataque feroz por parte de un grupo de manifestantes que se encontraban apostados y en protesta a la vera de la Ruta Provincial 34. El drama se desató cuando los ofuscados divisaron a lo lejos una silueta femenina que andaba merodeando por el lugar. Inmediatamente, cuando se percataron que era Guerrero, la cosa se salió de control y comenzaron a corretearla, como si fuera la leyenda del Familiar a los obreros de la zafra, con el fin de atarle una paliza de "perro huevero".

Cuentan los testigos que a la mujer "le faltaban patas" para "disparar", ya que la enardecida horda la traía cortita por el yuyaral, hasta que pudo llegar por fin a su casa. Pero ni aun así se salvó, ya que, de una manera u otra recibió, un par de "trancazos y cocachos".

Sucede que, desde que Guerrero asumió en el cargo, se olvidó de las promesas proselitistas, y lo peor, según cuentan los lugareños, es que cuando estaba en campaña se comportaba como "mutulita", y ni bien se apoderó del sillón municipal "sacó las uñas" y no cumplió con ninguna de las propuestas. Esto es lo que llevó al pueblo a levantarse contra la "amazona despeinada" del norte de Salta.

Lejos de justificar cualquier acto de violencia, en el norte dicen que la novela da para largo y que a todo santo le llega su día. También se rumorea que ya estarían pidiendo su renuncia a la intendencia, porque si hay algo que le molesta al salteño es que le quieran ver la cara de "opa", tal y como lo hizo Guerrero con sus votantes.

El tema acá es que con Guerrero se atrevieron a llevar las quejas hasta un nivel de violencia repudiable, pero contra Ruarte u otros jefes comunales hombres todo queda en reproches leves. La violencia nunca es la respuesta, mucho menos tratándose de una mujer que corre con notoria desventaja ante la horda iracunda y belicosa que ahora se las deberá arreglar con la mujer de ojos vendados, espada y balanza

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