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Cristina, ¿y ahora de qué nos disfrazamos?

La ministra de Educación, Cristina Fiore, está perdida como chupete en la oreja.

Cuando pensábamos que la educación no podía desmejorar más, otro escándalo sacude al sequito del Ministerio de Educación en la provincia; y es que Cristina Fiore, actual cabeza de esa cartera, está como “chupete en la oreja”, es decir perdida, y no sabe para dónde correr cuando la prensa le consulta sobre la intoxicación que sufrieron más de una decena de niños en la escuela primaria Sarmiento de la capital salteña el pasado 16 de agosto y que, como si fuera poco, a menos de 15 días, el alumnado de esa institución volvió a sufrir otro misterioso percance de iguales similitudes.

“Rulitos”, quien supo vivir desde tiempos inmemorables de la política en diferentes cargos, a veces como oposición y otros en la vereda del frente, declaró tras el primer incidente que las causas de la intoxicación de los menores en cuestión, era un asunto de investigación y que se descartaba una posible fuga de monóxido de carbono, lo cual generó especulaciones de distintos tenores que terminaron poniendo en jaque hasta al mismísimo quiosco de la escuela, a quien se lo culpó de tener productos “contaminados” para el consumo de los chicos.

Ese rumor fue desestimado casi de inmediato ya que la Dirección de Epidemiología confirmó que la intoxicación fue causada por la exposición al monóxido de carbono, descartando la intoxicación alimentaria. De esta manera, quedó al desnudo la impericia de un ministerio que, con el fin de lavar culpas y derivar responsabilidades, buscó “embarrar la cancha” o el quiosco, para que el hilo se cortara por lo más fino.

Dicen que uno no es profeta en su propia tierra, y este es el caso de Fiore que, en su calidad de titular de la cartera de Educación, “el sombrero le quedó grande”, teniendo que intervenir la Justicia para poner en resguardo al cuerpo docente como así también a los estudiantes de la institución, luego de una segunda vuelta de intoxicación donde los chicos tuvieron que ser derivados nuevamente de urgencia al hospital, solicitando una clausura preventiva del establecimiento.

Sin embargo, las embestidas erráticas de la ex legisladora no terminaron ahí, ya que nuevamente “metió la pata” en sus declaraciones mediáticas, donde pidió que se realice un ambiental en los domicilios de la víctimas, insinuando que las masivas intoxicaciones se produjeron en los hogares por descuido y no en la escuela, situación que desató la indignación de los padres quienes solicitaron la renuncia de la funcionaria ante la falta de explicaciones, en un caso sumamente grave donde se puso en riesgo la vida de la comunidad educativa.

Habría que informarle a la ministra que, aunque la escuela lleve el nombre del prócer, el inmortal Domingo Faustino Sarmiento, el "padre del aula", pero los niños son vulnerables.

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