Desde que asumió en el cargo no pega una. Suicidios en la fuerza, revueltas en los eventos y hasta narcopolicías detenidos con cocaína del Clan Castedo, son solo algunos de los problemas que tuvo que enfrentar en el último mes el no tan flamante y mucho menos brillante Jefe de la Policía. Llama la atención la repentina aparición de estos inconvenientes que no se dieron, o al menos no se conocieron, durante la gestión del ya retirado Miguel Ceballos. ¿Hay algo más oculto?
Lleva menos de 30 días en el cargo, y ya tuvo que pasar por varias peripecias. Su antecesor, que también la tuvo jodida, tuvo un poco más de paz al momento de asumir el cargo que se le encomendó; pero para Diego Antonio Bustos, el ser la cara de la Policía de Salta no le está costando nada barato.
Primero fueron las desgracias. A menos de cumplir dos semanas como Julia Petrona (Jefe de Policía), se conoció la penosa noticia del suicidio de un sargento de la fuerza que prestaba servicio en la división de Prensa y Difusión. Víctor Rivero había discutido con su pareja, se fue hasta un descampado en la zona norte de la Capital, y se quitó la vida con su arma reglamentaria. El cuestionamiento sobre el estado de salud mental de los efectivos salió nuevamente a flote y no supo, ni quiso, explicar cómo se manejan en materia psicológica con los subordinados. Hace pocas horas, otro episodio similar en la zona oeste.
Tras eso surgió una cacería de brujas por irregularidades en eventos deportivos. En realidad, el folclore del fútbol que está prohibido en la provincia se revivió en pleno clásico salteño cuando en las tribunas se observó una gran cantidad de fuegos artificiales. No hubo daños materiales ni humanos, pero lo que para los hinchas fue una verdadera fiesta, en la Policía debía tener un culpable. Lejos de buscar responsables puertas adentro, se encargaron de intimidar a los simpatizantes del club, quienes sufrieron un duro golpe tras ese partido con las prohibiciones denominadas "derecho de admisión". Algo irrelevante, pero que sobrevino en un tirón de orejas desde el Ministerio de Seguridad.
Como si fuera poco, en la última semana un escándalo dio la vuelta al país por la peligrosidad propiciada desde la misma fuerza. Dos efectivos de Infantería fueron detenidos por transportar más de 400 kilos de cocaína de máxima pureza perteneciente al Clan Castedo, dentro de un móvil policial. Hubo un tercer efectivo involucrado que continúa prófugo luego de escapar enfrentándose a tiros con Gendarmería.
Esto hace pensar en Jefatura que, o había algún tipo de pacto para que a Ceballos no le saltaran tantas falencias tan rápido durante sus dos años como JP, o alguien está tendiéndole una cama al actual funcionario ya que es un tanto resistido dentro de la fuerza por estar en contra, o junto a los protagonistas de una de las mayores estafas dentro de la fuerza policial como lo fue la financiera trucha que acabó con los sueños de miles de efectivos, y que tocaba intereses altísimos de las autoridades de aquel entonces, dejando un tendal de divisiones que, hasta hoy, afectan puertas adentro.
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