Política
Un escándalo

Bettina y el salvavidas de plomo: imputaron a su ladera

María Silvia Varg de Nioi está pagando hoy uno de los precios de ser allegada a la familia más influyente, si se quiere suavizar el término, de la política salteña de las últimas décadas.

El escándalo que sacudió las filas del romerismo días atrás cuando allanaron la finca de un familiar de la ex intendenta, donde se secuestraron mercaderías, sillas ortopédicas y calzados con fines sociales, tuvo este martes un nuevo capítulo. Mientras la ex jefa comunal defendía a capa y espada a dos de sus ex funcionarios durante la gestión, una de ellas era imputada por la justicia local, justamente, por no llevar los controles necesarios sobre estos elementos que deberían estar en manos de los más necesitados.

María Silvia Varg de Nioi está pagando hoy uno de los precios de ser allegada a la familia más influyente, si se quiere suavizar el término, de la política salteña de las últimas décadas. La ex periodista, ensayista y magíster en políticas sociales, además de ser diputada provincial con mandato cumplido, fue imputada formalmente por la Unidad de Delitos Económicos Complejos (UDEC) del Ministerio Público Fiscal (MPF), por no llevar las riendas del último cargo público que ocupó que, de acuerdo a su título universitario, debería haber desarrollado de la mejor manera.

Varg ocupó durante el último tramo de la gestión bettinista en la Municipalidad de Salta, el cargo de secretaria de Desarrollo Humano, era como una especie de Sandra Pettovello en menor escala. Su función era pura y exclusivamente social ya que se trataba del sector de Desarrollo Social, valga la redundancia, y que abarcaba a la ya desprotegida Cooperadora Asistencial de la Capital.

Bajo su órbita se desempeñaban Emilio Fayón Medina y Andrés Nux, ambos imputados por sustraer elementos de un galpón municipal y llevarlos hasta una finca particular, dos días antes de que asumiera la nueva conducción municipal. Es decir, si Varg hubiera realizado las cuentas correctamente, habría notado el faltante de mercaderías, calzados y demás elementos que habían desaparecido repentinamente. Esto fue lo que motivó su imputación.

Mientras ella estaba en calle Santa Fe primera cuadra, su ex jefa política y amiga personal, Bettina Romero, trataba de lavar culpas de la funcionaria afirmando que se trata de una persona intachable, y metió las manos en el fuego por ella y por otro ladero como Aroldo Tonini. "Siempre sostuvimos la bandera de la transparencia. Nosotros condenamos siempre estas prácticas" afirmó la ex jefa comunal en una entrevista radial.

Se menciona que la defensa pública de estos ex funcionarios no fue un acto de lealtad, sino de compromiso ya que, si llegasen a soltarle la mano a alguno de estos dos nuevos involucrados en la causa que ya recayó sobre cuatro personas en total, podría acrecentarse el número y llegar a salpicar a otras esferas aún más altas. Desde el romerismo no se hicieron esperar y, a pesar de que podrían haber atacado con lo que fuera a la ex intendenta, arreglaron con el medio del ex diputado Daniel Sansone para que tuviera la palabra exclusiva, no sin antes acordar los términos de la entrevista.

Por lo pronto, su primo, lejano o cercano, ya fue enviado al paredón y, por comprometer la integridad familiar, fue hasta removido de las filas de asesores de Juan Carlos Romero en el Senado de la Nación.

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