Alguna vez el "Rey" David Leiva supo ser uno de los artistas más aclamados y respetados por el público y hasta por sus pares; pero su incursión en la política lo dejó mal parado y hoy la gran mayoría de sus presentaciones musicales las realiza de la mano de distintos gobiernos ya que son pocos los empresarios que deciden llevar al ex Juveniles Panda a sus escenarios. Ante este declive en la carrera del hoy legislador, quienes aprovechan sus dotes de buen cantante son los políticos, obviamente del oficialismo, que lo tienen como un achichincle para que anime las fiestas en las que van a hacer proselitismo.
Una de esas ocurrió hace unos días en la zona este de la ciudad. En un video donde se ve al funcionario improductivo a cargo de la Dirección General de la Agencia de la Juventud, Pablo Marcial, acompañando a su jefe político al que le maneja la agenda de contacto con los medios junto a Nelo Paniagua; se puede observar a Pablo Outes apareciendo en escena mientras baila cumbia en vivo. Llamativamente, detrás de él y en una actitud muy de lame botas, el artista deja de cantar y pide "un aplauso para el candidato" mientras abraza al coordinador de enlace provincial.
Tras eso, y debido a la nula afinidad del "Loro" con la gente y ayudando a que su actitud sea menos somnífera hacia los presentes, mujeres en su gran mayoría, Leiva tuvo que abrazar a su líder y llevarlo al medio de la ronda en donde, ahora sí, lo hicieron mover un poco los pies y que pegue uno que otro paso fuera de tempo.
Igualmente, no pasó desapercibida la actitud del artista que ya ni se esmera en brindar un buen show musical, sino que simplemente realiza playback, lo que no le genera ningún gasto ya que, al no contratar músicos ni "plomos" que se dediquen a brindar un espectáculo digno de un artista de su talla (o su ex talla), por lo que lo que le pagan, si es que recibe algún tipo de retribución por cantar y no lo hace Ad Honorem, queda para él solo.
Atrás quedaron aquellos años en los que David, por entonces apodado "El Negro", llenaba boliches como La Rosa, Zona Cero o Skombros (hoy desaparecidos en su mayoría) solamente porque algunos querían deleitarse con "niña lo amas", "Quisiera" o "Nadie me verá llorar" y facturaba dignamente por hacer lo que mejor le sale. Hoy es un bufón utilizado como comodín en diferentes campañas políticas y no restará mucho para verlo nuevamente a él mendigando voluntades por los barrios, como lo hizo en 2019 cuando se subió a una bicicleta en la calle mientras estaba de campaña, o como cuando volvió a su barrio natal, Castañares, en donde no fue bien recibido por haber prometido cosas que nunca cumplió al llegar a la función pública.
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