En este punto podemos detenernos algunos minutos antes de empezar a desandar distintos caminos. Podríamos hablar de lo que físicamente representa un elemento que es habitual en tantas personas, pero que el senador por Capital decidió hacer parte de su outfit a la hora de aparecer ante alguna cámara o lente de teléfono celular.
También se puede hacer mención a la connotación que tiene la palabra "mochila" en sí, algo que uno carga a sus espaldas. Y es que el fundador de Qué Pasa Salta y Qué Pasa Jujuy, quien pasa los días vanagloriándose de su "lucha por la igualdad y por los más carenciados", a quienes les enseña a cómo usar Facebook para vender algún producto y poner un plato de comida sobre la mesa; es uno de los responsables de que grandes recursos de los salteños, vayan a parar directamente a sus arcas, y en tiempos difíciles y austeros como la pandemia. El archivo lo resisten pocos, y Emiliano no tiene tanta espalda.
Ni Martín de los Ríos con el poncho a cuestas, o Alfredo Olmedo con sus prendas amarillas, quedan tan en ridículo como Emiliano Durand. Un tipo millonario, asquerosamente millonario, con más dinero que cualquier salteño de clase media-alta, no deja de dar la nota en los constantes eventos a los que se hace presente.
Entre los distintos elementos que podría portar siempre consigo, resalta uno en particular. Un artículo que se lleva todas las miradas y comentarios, no precisamente halagadores, y que ya se convirtió en una marca registrada del gurú que oficia de coach del senador provincial.
La mochila azul, esa inseparable compañera de Emiliano, que ya es un ente con vida propia, prácticamente; ya tendría un lugar asegurado en alguna lista que competirá por una banca el año que viene. Ridículo como pocos, la última aparición que hizo el empresario de medios de comunicación junto a su mejor amiga fue en la galería incendiada días atrás en el microcentro de la Ciudad de Salta.
Allí, sin casco protector, pero con la mochila reluciente, Durand acudió para hacer "no sé qué", sacarse un par de fotos junto al Gobernador, y estrechar algunas manos con los puesteros damnificados por las llamas.
Tal parece que el encargado de impregnar la imagen de Durand en la retina de los salteños, es quien decide que el legislador aparezca en determinados eventos junto al bolso de tela azulada.
Obviamente en algunos lugares no la luce, la deja en la camioneta; pero en otros le da ese poder de acercamiento a la gente. Es que, al verlo así, tan simple, tan común, tan corriente; cualquiera podría llegar a creerse el cuento del "tipo como vos" como lo decía en campaña; y más ahora que se está definiendo si será el candidato a vice de Gustavo Sáenz o competirá por una banca nacional.
Pero esa mochila, para los memoriosos, representa otra cosa: Un peso, una deshonra, un deshonor. Claro que esto es figurativamente ya que el significado superlativo que le damos aquellos que seguimos de cerca los pesares de la provincia, no es el mismo que tiene Durand en la cabeza.
Esa mochila, claramente, podría representar la carga que el legislador lleva en sus espaldas ya que, con el dinero que recibe su emprendimiento en concepto de pauta de forma mensual, se podrían hacer muchas cosas en beneficio de los sectores vulnerables que él tanto pregona defender.
Emiliano Durand, rey absoluto de las pautas gubernamentales, tiene en sus espaldas los platos de comida de cientos de familias que deben peregrinar en los comedores y merenderos de la provincia; los techos de las escuelas que no se arreglaron; los insumos médicos que faltan en los hospitales; o los patrulleros que no se arreglan en la Policía de la provincia. Obviamente, esta carga pareciera no ser tal para él que sigue su vida como si nada pasara.
Donde muchos ven solo una mochila, a un tipo común, a un amigo; otros vemos una carga social con necesidades insatisfechas, falta de gestión, obsecuencia, hipocresía, vanidad, manipulación de masas, dobles discursos, cobros millonarios y operaciones políticas. Si la gente se interesara solo un poco en evaluar a sus representantes, seguramente esto no se les pasaría por alto.
Mea culpa de la sociedad el prestarle más atención a Látigo junto a David Leiva; a la mantera hot o a cursos de medio pelo que solo sirven para seguir lavando, y no precisamente ropa. “Que, de la mano, de la mochila, todo’ al Grand Bourg vamos a llegar” cantan en la redacción. Pero mejor no hablar de ciertas cosas.