El intendente de Cafayate, Fernando Almeda, envió una veintena de efectivos de la Policía de Salta para que reprendan a un puñado de vecinos que se manifestaban en el ingreso al pueblo pidiendo agua para sus barrios.
El mal aspecto que daban los cafayateños ante los turistas que ingresaban a una de las localidades más caras que tiene la provincia, no iba a ser permitido por el alcalde que, como si fuera una escuela de bombistas, mandó a dar palos a sus propios vecinos.
Todo ocurrió durante la tarde noche del miércoles, día en el que se llevaba a cabo la primera luna de la Serenata a Cafayate, cuyo artista principal era Abel Pintos.
Todo parecía fiesta, o al menos esa era la sensación que salía desde la ciudad "Del Sol y el Vino" hacia la Capital, en donde la única preocupación de los salteños eran los precios para viajar, comer y estadía en "Cafa".
Pero mientras en la plaza principal se juntaban los serenateros a hacer la previa con incontables litros de bebidas alcohólicas en sus manos, a pocos metros los lugareños, aquellos que esperan estas fechas para hacer unos pesitos extras con alquileres o ventas de algún producto, pedían, prácticamente imploraban por un poco de agua al Gobierno y a la empresa Aguas del Norte.
Los vecinos, según manifestaron a diferentes medios de comunicación, habían anunciado con varios días de anticipación la protesta ya que la empresa prestataria no les provee el servicio de agua potable domiciliaria.
El barrio en cuestión es un asentamiento entregado por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) años atrás, y constaba solamente de terrenos sin servicios como agua corriente, luz eléctrica, alumbrado público, cordón cuneta o cloacas. El malestar radica en que el dinero para la realización de obras llegó hacia la municipalidad encabezada por Almeda años atrás, pero nunca se hizo nada para mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Almeda ya fue imputado por denuncias realizadas por vecinos de Finca El Socorro II, un loteo que había sido entregado con una obra de canalización supuestamente finalizada en un 100 por ciento.
El documento que avalaba la finalización de la obra que proveería de agua a los pobladores, fue firmado por el propio alcalde cafayateño, por lo que fue el único imputado en esa causa que se tramita todavía en ante la fiscalía de Delitos Económicos a cargo de Ana Inés Salinas Odorisio.
En pleno 2022, sin soluciones, los vecinos dieron aviso a los efectivos de la policía cafayateña que se iban a manifestar de forma pacífica en el ingreso principal del pueblo, a metros del Río Chuscha.
El puñado de pobladores que se dieron cita en la plaza Martín Güemes con algunas pancartas, luego fue reprimido por una veintena de efectivos policiales, a pesar que los mismos ni siquiera cortaban la ruta de ingreso al centro de la ciudad. Tres personas fueron detenidas y amenazadas con serias consecuencias si persistía el reclamo durante los días de serenata.
Desde la comisaría, la jefa departamental habría asegurado en declaraciones que el despeje fue ordenado por el propio Almeda, quien no quería que los turistas se dieran con un reclamo a metros del predio de la Bodega Encantada, y de la propia plaza principal donde se vivía un ambiente de fiesta y en donde las máximas autoridades de la provincia se encontraban tomando un café junto al alcalde. ¡Entonces podrás decir, que la represión está en Cafayate!